En la boca sur del túnel de Vielha, encontraremos el refugi de Conangles muy cerca de una magnifica área de recreo que será nuestro punto de inicio para el bellísimo recorrido que nos llevará hasta los estanys de Besiberri.
El inicio de la fuerte subida nos acercara rápidamente, junto al verdor de su bosque, a esa rumorosa cascada que forma un pequeño arcoíris gracias a las gotitas de su furia, seguimos camino, pero el rumor no desaparece y efectivamente la siguiente cascada nos muestra toda su belleza.
El punto final de la pista nos introduce por un verde naciente que hace menos dura la subida, hasta toparnos de nuevo con el agua que el deshielo hace que baje rudamente. Ese pequeño puente nos mete de lleno en la zona más dura de la subida, donde solo las lazadas hacen mucho más llevaderas estas empinadas rampas, que tienen su recompensa comenzando a mostrar tras su dureza, la belleza que esconde sobre todo en el deseado collado que nos regala esta maravillosa estampa natural, donde la cubeta glaciar de aguas trasparentes a casi 2000m de altitud refleja todo su entorno.
Nos refrescamos antes de seguir subiendo por un terreno más suave con los Besiberri de fondo y la bucólica imagen del lago a nuestra espalda.
El contacto con la nieve nos acerca al refugio, base, de grande ascensiones. Pero nuestra meta de hoy no son las altas cumbres, hoy nos fascinan los lagos, sobre todo los que son de gran belleza como la del estanyet de besiberri que con su manta de hielo y nieve da sentido a todo el esfuerzo realizado.
Hacemos una reflexión antes de la vuelta, pero decidimos cruzar el rio encaminandonos al refugio y después de un par de rampas notamos su cercana presencia. El refugio es libre y lo gestiona la FEEC Federació d´Entitats Excursionistes de Catalunya a una altitud de 2200m, equipado con 9 literas dobles, forro interior de madera y de estructura metálica, enclave perfecto para realizar grandes ascensiones por la zona.
Recuperamos energías con buena temperatura y una visión excelente, pero el tiempo disfrutando se hace cortísimo y comenzamos la bajada casi por el mismo camino reconociendo todas las imágenes vividas pero con otra luz y otro color.
En el collado comienza la fuerte bajada que ahora saboreamos con una sensación diferente, comprobando la realidad de este milenario bosque que frena nuestros pasos para no perder detalle, de nuevo cruzamos el barranco para pasar al verde creciente que mezclado con el negro del pino nos hace viajar por un sinfín de sensaciones, como la de estar engullido por un fantástico bosque de hadas. Pero la realidad pronto nos saca del sueño.
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Cumbres, lagos y ferratas 
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